Tenemos la idea de que si no se dirige, no se enseña y si no se enseña no se aprende. Educamos desde el supuesto de que hay que ser autoritarios, donde yo mando y tu obedeces. No dejamos espacio ni tiempo de calidad para que las niñas y niños disfruten, exploren, sean ellos y ellas mismas, sin exigencias.
Tenemos cierto miedo a que nuestros hijos e hijas y nuestras alumnas y alumnos sean autónomos, sean seguros, con criterio... tenemos miedo de que si les dejamos elegir tomen decisiones que nosotras y nosotros mismo no sepamos gestionar.
La educación con amor y honestidad, exige al adulto amor y honestidad. Probablemente no estamos preparadas ni preparados, y por eso nos asusta. Pero, probablemente, esto, perpetúe en una sociedad enferma, sin recursos propios, simplemente seremos una sociedad que produce personas sin la ilusión de vivir.
No hay comentarios:
Publicar un comentario